Mi carrera profesional empezó como la de Homer Simpson, con mucha variedad de trabajos. Me incorporé al mercado laboral justo en plena crisis y mientras estudiaba.
Mi primer trabajo fue de electricista. Luego estuve trabajando en la imprenta familiar, aquí fue donde empecé a desarrollar la parte más artística con Photoshop.
Antes de terminar los estudios me lancé como desarrollador freelance, y fue aquí donde empecé mi camino. Al darme cuenta que la enseñanza reglada no iba conmigo empecé mi formación autodidacta y poco a poco fui mejorando.
El panorama no era muy alentador y para las empresas era difícil confiar en alguien tan joven y sin el respaldo de una empresa detrás. Así que tuve que compaginar mi actividad con otro trabajos muy duros como mozo de almacén, jornalero en la aceituna, electricista de obra...
Esto que parece no aportar nada en mi carrera resulta que me ha dado un enfoque muy diferente al que percibo en otros compañeros. He visto como es la realidad de los usuarios ajenos al mundo tech, y esto lo aplico a mis diseños UX.
Después de esto llego mi primera toma de contacto con el marketing. En una empresa donde aprendí a leer una conversación, a tener escucha activa y lo más importante, a detectar las necesidades del cliente.
Este trabajo era teleoperador de venta directa para una gran compañía de telefonía. Este trabajo era la jungla, estabas conectado a unos auriculares 7 horas al día con una llamada tras otra.
En cada llamada tenías como mucho 10 segundos para captar la atención del cliente y cada llamada tenías que pelearla para venderla algo a una persona que, ni había pedido información ni quería comprar nada ni si quiera quería escucharte.
En un mes conseguí ser el número uno de una empresa con más de 100 teleoperadores.
Después de todas estas experiencias empecé a formarme en marketing mientras seguía aprendiendo como desarrollador y conseguí llevar mi carrera hasta donde estoy hoy.
He trabajado en muchos proyectos para empresas de los que no tengo código ni tengo forma de enseñarlos porque son herramientas internas de las empresas y no disponen de acceso público.
También tengo varios proyectos propios de pequeña escala que estoy preparando para ponerlos en el portfolio.
Pero hay uno del que me siento especialmente orgulloso
Esta aplicación fue mi primer proyecto SaaS.
Cuando empecé a llevar mis entrenamientos deportivos al siguiente nivel, me di cuenta que no había ninguna herramienta que te permitiese unificar todos los datos recogidos como sesiones, pesos, fatiga, calorias ingeridas, registro de peso...
Son muchísimos los datos que se puede recolectar en el ámbito deportivo y yo quería hacer un análisis de datos para mejorar mi rendimiento .
Un año después, tenía una aplicación plenamente operativa con un listado de funciones enorme.
Durante el desarrollo me di cuenta que esta aplicación podía ir genial para los entrenadores, los gimnasios, nutricionistas... Así que la adapté para funcionar como un Saas, podías gestionar tus propios clientes, cobrar cuotas, gestionar horarios del gimnasio, reserva de clases e incluso personalizar toda la app con el branding de cada uno.
Cuando empecé a buscar los primeros early adopters, después de haber hecho un embudo de ventas, la web, el logotipo, registrar la marca... Llegué a la primera conclusión, no es una necesidad real del mercado.
¿A dónde me llevó entonces esto?
Aprendí mucho sobre: